Observar qué eran capaces de descubrir y cómo lo han hecho a través de sus sensaciones ha sido muy emocionante y gratificante para todos los que trabajamos con los chicos/as.
Por fin, llegó el día tan esperado por los chicos, ya que el viernes ellos mismos iban a pisar las uvas. Cada niño tenía un racimo del cual íbamos desprendiendo cada uva para ponerlas en un balde.
Nos quitamos los zapatos y los calcetines, nos remangamos los pantalones y… ¡manos a la obra!
Pusimos en el balde todas las uvas y lo colocamos delante de los niños que estaban en corro para que todos pudiesen ver el trabajo que se realizaba.
Cada vez que un niño pisaba las uvas, sonaba la jota "Venimos de vendimiar".
Una vez que todos los niños habían pisado las uvas, probamos un dulce típico de esta época, el mostillo. Y a muchos les gustó un montón.
Fue un día inolvidable para los pequeños del aula y para los no tan pequeños.